Los rayos de luna que se reflejan en el espejo,
le ponen brillo de plata a mi oscuro cabello.
Mientras me pinto la boca,
descubro una ligera sonrisa en mis ojos.
A lo lejos se puede sentir la risa de los niños,
jugando en el patio,
y la música que escapa muy fuerte,
de la radio del vecino.
Unas gotas de perfume y una última mirada.
Y salgo de mi cuarto pidiendo con voz firme,
que nadie me espere despierto,
porque hoy vuelvo tarde a casa.
La brisa acaricia mi cara,
y un extraño temblor me estremece…
Algo muy dentro de mi…
duele.
Con esa quietud interior,
llego donde él me espera.
Abre la puerta y me mira,
y sin decir palabra me besa.
Mientras lo hace me digo…
que esta bien…
dejar en un cajón por hoy olvidada…
la tristeza.
le ponen brillo de plata a mi oscuro cabello.
Mientras me pinto la boca,
descubro una ligera sonrisa en mis ojos.
A lo lejos se puede sentir la risa de los niños,
jugando en el patio,
y la música que escapa muy fuerte,
de la radio del vecino.
Unas gotas de perfume y una última mirada.
Y salgo de mi cuarto pidiendo con voz firme,
que nadie me espere despierto,
porque hoy vuelvo tarde a casa.
La brisa acaricia mi cara,
y un extraño temblor me estremece…
Algo muy dentro de mi…
duele.
Con esa quietud interior,
llego donde él me espera.
Abre la puerta y me mira,
y sin decir palabra me besa.
Mientras lo hace me digo…
que esta bien…
dejar en un cajón por hoy olvidada…
la tristeza.
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